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Arboles muertos y mucha tinta

El abogado más jodido del mundo

El abogado más jodido del mundo

 

 

El caso del retrato falso (The Case of the Substitute Face, 1938)
Autor: Erle Stanley Gardner
Colección: Caimán nº 14
Editorial: Diana, México, 1962 (sexta edición)

Como todo el mundo sabe, los abogados son engendros infernales que al graduarse, en vez de hacer un juramento hipocrático firman un pacto satánico. Harán lo que sea para triunfar en su caso y cuidado con quien se les oponga. Teniendo esto en claro, no hay mejor retrato de un abogado entonces que el que aparece en las historias de Perry Mason.
Todo el mundo (o al menos los mas viejos) recuerdan la exitosísima serie televisiva que interpretaba Raymond Burr. Pero el origen literario del personaje es menos conocido. Creado en 1933 por Erle Stanley Gardner, un antiguo abogado devenido en escritor para los pulps, Mason era un abogado defensor que hacía lo indecible para demostrar la inocencia de sus clientes. Incluso jugando con la ley de una manera bastante artera. Por suerte todos sus clientes (que eran siempre sospechosos de aseinato) eran verdaderamente inocentes, para dejarnos a los lectores con las conciencias tranquilas de tener que hinchar por un tipo tan poco inescrupuloso como Mason.
Lo mejor de las historias de Mason eran dos cosas. Primero, la imbricación en la trama de manera impecable de los procedimientos legales en la trama. No por nada Gardner había sido abogado, lo cual daba veracidad a los procedimientos que se llevaban a cabo en las novelas y ante los cuales el ingenio de Perry Mason se dedicaba (para idversión del lector) en doblarlos a conveniencia sin romperlos. En segundo lugar estaba la compleja interrelación de los personajes: Mason no es un héroe solitario, como tantos otros de las novelas policiales: es el jefe de un estudio de abogados y tiene gente que lo ayuda con sus casos. Sus dos principales ayudas son su secretaria, Adela "Della" Street y el detective privado Paul Drake.
Della Street es la mano derecha de Mason, pero no es para nada obsecuente con él. Aporta ideas, ayuda con los casos pero muchas veces no opina como Mason. Es una mujer independiente y sumamente agradable. Uno tiene la sensación que entre ambos hay sentimientos que van más allá de lo estrictamente profesional pero que ninguno quiere dar el paso lógico.
Paul Drake es el dueño de una agencia de detectives de la que Perry Mason es el principal cliente. Un típico detective privado de los de la escuela hard boiled, Paul tiene muchas veces que hacer el trabajo de campo de búsqueda de Mason… además de acompañarlo en sus arriesgadísimos planes para deshacer entuertos.
Respecto a este libro en particular, todo empieza con la posibilidad que una persona que viaja en el mismo barco que Mason haya hecho un desfalco. Pero las cosas se complican cuando , en una tormenta el tipo cae al agua, aparentemente empujado por su esposa (que es la clienta de Mason). De ahí en más pasa… bueno, pasa de todo, porque la historia tiene mas vueltas que el circuito de Montecarlo. Pero, curiosamente, la historia es increíblemente congruente, sin cabos sueltos. Un aplauso para el señor Gardner por lograr que la historia tenga sentido desde el inicio al final.
Definitivamente va a haber más Perry Mason en este menú….
Y para finalizar: ¿no es preciosa la tapa de este libro, firmada por un tal Velarde? Es lo que quiero en las novelas de este tipo: que tengan una rubia en lingerie con un revolver en la mano y dos tipos amenazantes la fondo. Muchísimo clima, un gancho tremendo y nada que ver con lo que pasa adentro. A eso yo llamo explotaition literaria.

 

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